18 mayo, 2006

EL SOL BRILLA... ¿PARA TODOS?


El sol ha llegado por fin a Torino. Pasar los días con la puerta de mi balcón abierta es ya una realidad que no veía que pudiera ser posible después del crudo invierno. El cuerpo y el alma agradecen esos rayos de sol y la buena temperatura que permiten salir a tomar el aire en los descansos impuestos por la mente durante mi encierro en casa. Y así paso las horas. Estudiando y saliendo al balcón. Me gusta pensar que es como el salón de mi casa. Una casa que no tiene salón por exigencias de las reducciones de espacio en las casas de alquiler, donde lo que premia es el número de habitaciones que se pueden alquilar, quedando para un segundo plano el reducido espacio de la cocina y del baño, mientras que el salón… simplemente no hay espacio para el salón.
Pues ahí estoy yo, en el improvisado salón en que he convertido mi balcón. En él, tomo el café, escucho música, echamos alguna que otra cervecita cuando llega una de esas visitas agradables a casa, despejo mi cabeza de los libros y el ordenador mirando a la gente que va y que viene, o simplemente me siento a leer el periódico. El periódico para un Erasmus tiene que ser por fuerza gratuito, porque los ingresos no dan para más, jaja. Por ese motivo mi información escrita diaria me llega vía “Metro”, “Leggo”, “Città” o cualquier otro de esos periódicos que se reparten gratuitamente cada día por Torino. Es cierto que no tienen la mejor información del mundo, pero al menos son gratis y te permiten enterarte de ciertas cosas, a la vez que ejercitar un poco más el conocimiento del italiano. Los periódicos importantes como “La Stampa” o “Corriere della Sera” quedan reducidos a los fines de semana, cuando mi compañero italiano los trae y yo me aprovecho para echarle una ojeada a la información con calidad. Mientras tanto, me basta con los periódicos virtuales que, a través de internet, me mantienen informado de lo que pasa por Italia, España, e incluso por mi pequeña ciudad de origen, Telde.
Desde mi balcón cada día veo como el mercado de mi calle es un constante bullir de gente. Y lo que más me gusta es que hay todo tipo de personas. De muchísimas nacionalidades distintas, compartiendo los mismos momentos y espacios a pesar de las barreras del idioma, la cultura y la religión. Ante todo este espectáculo maravilloso, demostración de convivencia entre pueblos y unión como ciudadanos de un solo mundo, me topo con el titular del “Metro” de hoy: “Crece en Italia la Xenofobia”… mamma mía!! Y yo que creía que el mundo tenía que avanzar en la dirección de la mezcla y la tolerancia y resulta que me he venido a un país en el que cada día hay más xenófobos.
Los datos han salido a relucir en una investigación sobre racismo realizada por el consejo europeo, y se dan a conocer justo el día en que algunos intolerantes han destrozado 40 tumbas hebraicas en un cementerio de Milán. El mundo está loco.
Ahora que cada uno saque sus propias conclusiones con este tipo de comportamientos. La situación actual es complicada en cuanto al tema de la inmigración, pero no soy partidario de pensar que somos dueños de lo que nos rodea, y por tanto tampoco podemos negar a nadie que venga a nuestro país a intentar salir adelante porque las condiciones de vida en su país no se lo permitían. Se que es complicado, pero antes que cambiar leyes y tomar decisiones, deberíamos comenzar cambiando nuestro modo de pensar y nuestra actitud hacia los inmigrantes. De momento la primera reacción política tiene como objetivo la creación de un órgano de gobierno contra la discriminación, pero ya sabemos todos como va de lenta la burocracia, y mientras tanto la ley sobre inmigración vuelve cada vez más precaria la situación de los llamados “extracomunitarios” y abandona a los inmigrantes ilegales a riesgo de sufrir situaciones que van contra los derechos humanos.
Una vez finalizado el periódico, un repasito a las noticias de la Cadena Ser española en internet: “nueva llegada masiva de inmigrantes a las costas Canarias”… ¿Cómo está la situación por mi país (España)?, pues quizá no sea muy diferente a la que se vive en Italia. Quizá estemos sufriendo los “contras” de haber formado una Unión Europea que da una imagen de seguridad y bienestar en el extranjero… una nueva “tierra de oportunidades” después de la “vieja” América. Quizá se nos ha escapado la situación de las manos. O simplemente es posible que este primer mundo se esté deshumanizando y nos estemos olvidando de que también nuestros abuelos en el pasado tuvieron que salir de su tierra en busca del pan para sus hijos.
La experiencia que estoy viviendo en Italia me ha empujado a la convivencia con personas de diferentes nacionalidades, culturas, religiones, modos de pensar, etc. Lo único que puedo decir a todo esto es que, me ha enriquecido como persona esta mezcla de conocimientos y me ha demostrado que la convivencia no sólo es posible, sino además positiva. Otra cosa diferente son los delincuentes, pero también hay delincuentes italianos y españoles, así que el rechazo debería estar dirigido a la delincuencia y no a la diversidad.
¿Y ahora que hago?, ¿apago la radio y quemo el periódico?, ¿sigo mi vida como si nada estuviera pasando?...
¿Tú que vas a hacer?
He aprendido que soy ciudadano europeo, pero no me reconozco en el comportamiento de esos que se han convertido en xenófobos y se esconde bajo la frase de “yo no soy racista, pero…” Quizá es hora de cambiar de mentalidad y sentirme ciudadano del mundo (a la espera, claro está, de que se descubra si hay vida extraterrestre, con lo cual tendré que volverme ciudadano del Universo)

1 comentario:

Anónimo dijo...

Primero, debo felicitarte por tu blog, cada vez me gusta más y me parece más interesante. En segundo lugar, te agradezco que me hayas agregado en tus links!
Supongo que sabes de sobra que comparto en gran medida tu preocupación por este tema. Como persona no puedo diferenciarme de los demás, "todos somos humanos" (con esta sentecia creo que debería bastar para hacer a alguien razonar) Por desgracia no es así y odiamos a las personas por su color de piel o simplemente por su acento. ¿Qué haría yo? Creo que es mucho más complejo. Creo que ninguna política restrictiva va a frenar la llegada de gente en busca de una vida mejor porque ninguna política restrictiva va a frenar el hambre. Esto debe ser un proyecto mucho más grande. Consiste en impulsar la posibilidad de independencia económica de un país..."Qué estupidez" pensareis o quizá direis "iluso"... Pero creo que és la única forma de poder convivir en paz, que al fin y al cabo, es lo que todos deseamos.